Rogemos!, que no nos caigan las piedras encima, somos larvas en el barro
solitarias, nos comemos nuestras partes, repulsivas, pero no hay mas que lo que hay,
el barro caliente me entra por la nariz, me gusta asomarme a la sumerficie a respirar
tierra seca, y que se resequen mis ojos, lloren y se pongan rojos.
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