miércoles, 24 de junio de 2009

Veterinolaringologo

El veterinario Mr. Mackwinski atiende sus clientes con mucha amabilidad, en las afueras de la ciudad, viste y huele bien, al igual que su rol rois estacionado bajo el portico de la veterinaria.

Su bella enfermerita, estudiante, tiene la mitad de su edad dividido tres, con quien mantiene relaciones extra curriculares.

Una tarde de marzo, pase por la vereda del local, nausabundamente yanki, al mirar hacia adentro, el veterinario tenia una cara distinta que la de todos los dias, ya no se veia como en una caja de cerales, es mas se veia como una persona normal, cansando, con ojeras, como si se le hubiera ido el tren.

En eso veo correr a la joven enfermerita, llorando, con sus medias corridas y un bulto, una sabana manchada de sangre entre las manos del doctor Mackwinski, ese dia cerraron temprano.

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